viernes, 20 de marzo de 2009

La Voz a ti Debida



Para los que gustan de la literatura: les cuento que en una de mis últimas aventuras llamada "trabajo universitario"(denostado muchas veces injustamente por media humanidad), me fue muy grato descubrir este poemario sumamente importante para nuestra generación. Su autor Pedro Salinas, tal y como nos explicó la Dra. Soriano en clase, nos lleva magicamente de la mano no sólo con el sentimiento sino que, nos enlaza con una aparente contradicción entre éste y el raciocinio, sin dejar de mencionar el "conceptismo interior" resaltado antes por algunos críticos.Lo cierto es que, personalmente, puedo rescatar en el poemario aquellos sentimientos tan comunes en nuestra vida cotidiana, detallados de una manera sobria, elegante, inteligente, que van envolviendo al lector pero siempre sin dejar de lado el romanticismo, sucede en especial con el poema que utilizamos en clase, que nos habla sobre como la rutina puede destruir el amor en una pareja ¿Acaso esto no es el pan de cada día en nuestros tiempos?, ese amor mezclado con dolor , y esperanza porque los días ideales vuelvan; es un sentimiento que nos transmite Salinas, y por demás decirlo, lo encuentro realmente conmovedor, esto nos conlleva tal vez a recordar alguna relación conocida: amistades, familiares o porqué no? uno mismo se puede identificar como esclavo de la modernidad, tal vez del estudio y el trabajo ¿Puede acabar esto con el amor?, ¿es realmente tan importante nuestro desarrollo personal?, o replanteando la pregunta, ¿es acaso más importante este desarrollo que el amor ,para tal vez y en muchos casos no optativamente, refundir a éste en un segundo plano?Para meditar y hacernos más preguntas, les dejo este lindo poema...disfrutenlo...





¡Si me llamaras,


sí; si me llamaras!


Lo dejaría todo,


todo lo tiraría: los precios, los catálogos,


el azul del océano en los mapas,


los días y sus noches,


los telegramas viejos y un amor.


Tú, que no eres mi amor, ¡


si me llamaras!


Y aún espero tu voz: telescopios abajo,


desde la estrella, por espejos, por túneles,


por los años bisiestos puede venir.


No sé por dónde. Desde el prodigio, siempre.


Porque si tú me llamas


«¡si me llamaras, sí, si me llamaras!»


será desde un milagro, incógnito, sin verlo.


Nunca desde los labios que te beso,


nunca desde la voz que dice: «No te vayas».

Pedro Salinas, 1933

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